Es el mito de una hermosa criatura de mar, mitad mujer arriba y mitad pez. El significado literal de sirena es “espíritu áspero dominador de la tempestad”. Solamente el viento las puede expulsar, es decir, en el románico, el soplo del espíritu. Se decía que al escucharlo, los marineros se tiran a la borda y morían irremediablemente ahogados y los navíos naufragaban.
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martes, 12 de octubre de 2010
jueves, 7 de octubre de 2010
Un canto melodioso e irresistible
En la mitología griega, las sirenas viven en una isla del Mediterráneo. Su canto es tan bello que los marinos que las escuchan no pueden resistírseles y dirigen sus naves contra los arrecifes. Los supervivientes son asesinados sin piedad. Cuando Ulises abandona la morada de la hechicera Circe, sabe que debe pasar cerca de la isla de las sirenas. Siguiendo los consejos de la hechicera, el astuto héroe recurre a una estratagema que le permitirá oír y no obstante salvar la nave y a sus compañeros. Tapa los oídos de sus hombres con cera después de haberles pedido ser fuertemente atado al mástil. Así podrá saciar su curiosidad escuchando el canto de las sirenas, sin ceder a su encantamiento.
Este canto se revela melodioso y desgarrador, y está colmado de bellas promesas. Ulises les grita a sus compañeros que lo desaten, pero por supuesto éstos permanecen sordos a sus gritos. Finalmente, el barco pasa y los héroes escapan al funesto destino de tantos otros marinos.
Sin embargo, Ulises no es el único en enfrentarse a las sirenas. El poeta mítico Orfeo, que acompaña a Jasón en búsqueda del vellocino de oro, logra también resistir a su fatal encanto. En el instante en que Jasón y sus hombres, los argonautas, atraídos por las melodiosas voces, cambian de rumbo y se dirigen peligrosamente hacia los arrecifes de la isla, Orfeo toma su lira y entona un canto tan sublime que cubre las melopeas de las sirenas y salva a los marinos, arrancándolos de su mortal contemplación.
Ulises y las Sirenas
Sirenas, Canciones y Leyendas
"Encantan a los mortales que se les acercan. ¡Pero es bien loco el que se detiene para escuchar sus cantos! Nunca volverá a ver a su mujer ni a sus hijos, pues con sus voces de lirio las sirenas lo encantan, mientras que la ribera vecina está llena de osamentas blanqueadas y de restos humanos de carnes corrompidas," Este texto escrito hace 2.800 años es probablemente el origen de la más antigua y conocida de las leyendas: las sirenas que atraen a los marinos con sus voces mágicas, y hacen encallar los barcos y ahogarse los tripulantes. Homero lo imaginó así, y así nos lo contó en La Odisea.
Las páginas de muchos otros libros se han nutrido de los seres de las aguas, y las leyendas, como ríos de la memoria de la Humanidad, han permanecido hasta nuestros días.
Sirenas históricas
OCEANIDAS Y NEREIDAS
El dios Océano y su hermana Tetis tuvieron trescientas hijas, las Oceánidas, que luego se extendieron por todos los mares y los abismos marinos. Una de ellas, Dóride, fue madre de otras cincuenta ninfas de agua, las Nereidas, llamadas así en honor a su padre Nereo, de la raza de los Viejos del Mar, creada también por Océano y Tetis.
Las Nereidas habitan en el Mar Mediterráneo, y cada una de ellas representa una de las formas de este mar. Por ejemplo, Talía es la sirena verde, y Glaucea, la azul. Dinamenea simboliza el vaivén de las olas, y Cimodaré, la calma. Una de las Nereidas, Anfitrite, fue amante de Poseidón y madre de los Tritones. Las Nereidas protegían a los barcos, y no cantaban para atraer a los marinos, sino para complacer a su padre. Los antiguos describieron a las Nereidas con el cuerpo cubierto de escamas y formas de pez. A partir de aquí, el mito de la Sirena fue creciendo por todo el mundo como las ondas en la superficie calma del agua.
EL ORIGEN DE LAS SIRENAS
Difícil es dilucidar el verdadero origen de las sirenas. Dejando a un lado a las antiguas sirenas con forma de mujeres-ave, se dice que la primera mujer-pez conocida fue Atargatis, la diosa de la luna, protectora de la fecundidad y el amor. Atargatis, perseguida por Mopsos, se sumergió en el lago Ascalón con su hijo, y se salvó gracias a su cola de pez. Esta leyenda se confunde con la de la diosa siria Derceto, que también se arrojó a las aguas del mismo lago, después de matar a uno de sus sacerdotes y abandonar a la hija de ambos en el desierto. Derceto recibió la cola de pez como símbolo de su pecado, y su hija, criada por las palomas, se convirtió en Semíramis, reina de Babilonia.
También puede encontrarse una semejanza con las sirenas en la diosa Afrodita, hija del semen de Zeus convertido en espuma de mar, que fue diosa del amor y protectora de los marinos. Su espejo ha sido heredado por toda la estirpe de sirenas. Para buena parte de los sabios griegos, sin embargo, las sirenas tienen por padre a Aqueloo, un río personificado en figura de hombre con cola de pez. En cuanto a la madre, la confusión crece: puede ser la diosa de la memoria, o alguna de sus hijas, las musas. Quizá las sirenas sean hijas de la Elocuencia, de la Danza, de la Tragedia o de la Música. Hasta podrían ser hijas de Ceto
Sirenas en la historia y la mitología
Están relacionadas con la visualización que han hecho los antiguos marinos en distintos océanos, pero debido a que los relatos de Homero se interpretaron como historias ficticias, las sirenas fueron tomadas como personajes mitológicos. Esto es lo que se dice de ellas en el artículo los elementales: Innumerables son los habitantes de las aguas, especies animales y vegetales aún desconocidas, y lo mismo ocurre con seres fénicos y legendarios. Las sirenas son, entre ellos, los más conocidos. Les siguen en popularidad las ondinas y las ninfas. Quizás algunos hayan oído hablar de las mujeres-foca, de las hadas lavanderas o de las náyades.
Las sirenas eran el equivalente a las ninfas pero en el mar pues residían en la zona de Sicilia cerca del cabo Pelore. Sus padres fueron Calíope y el río Aquelao, según unas versiones y Forcis o Gea, según otras. El número exacto de ellas no está totalmente claro, hay quien afirma que eran tres, pero también se dice que fueron cinco e, incluso ocho. El cuerpo de las sirenas, a pesar de que vivían en los océanos y de lo que tradicionalmente se ha representado, estaba formado por un cuerpo de ave y un rostro de mujer, por lo tanto, no tenían aletas, sino alas. Las sirenas detentaban una voz de inmensa dulzura y musicalidad y se prodigaban en cantos cada vez que un barco se les acercaba, por lo que los marineros, encantados por sus sonidos, cuando no podían huir de ellas se arrojaban al mar para oírlas mejor pereciendo irremediablemente.
Sin embargo, si un hombre era capaz de oírlas sin sentirse atraído por ellas una de las sirenas debería morir. Fue esto lo que propició el héroe Odiseo, más conocido como Ulises. Cuando Odiseo estaba viajando en barco en una de sus muchas hazañas halló a las sirenas y para evitar su influjo ordenó a sus tripulantes, según consejo de Circe, que se taparan los oídos con cera para no poder escucharlas mientras que él se ató al mástil del barco con los oídos descubiertos. De esta forma, ninguno de sus marineros sufrió daño porque no oyeron música alguna mientras que Odiseo, a pesar de que había implorado una y otra vez que lo soltaran se mantuvo junto al poste y pudo deleitarse con su música sin peligro alguno.
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MITOLOGIA Y LEYENDA DE LAS SIRENAS
Es el mito de una hermosa criatura de mar, mitad mujer arriba y mitad pez, que una vez el explorador Cristóbal Colón describiera haberlas visto navegando cerca de la Hispaniola, hoy, República Dominicana. Ocasionalmente, algunos escritos describen a las sirenas como criaturas horribles.
El significado literal de sirena es “espíritu áspero dominador de la tempestad”. Solamente el viento las puede expulsar, es decir, en el románico, el soplo del espíritu. Y aquí no puede dejarse a un lado lo dicho por Homero en La Odisea, cuando Ulises surca los mares y es atada por sus marineros al mástil de su embarcación para escuchar el canto de las sirenas, mientras éstos se tapan con cera los oídos para no escucharlo. Se decía que al escucharlo, los marineros se tiran a la borda y morían irremediablemente ahogados y los navíos naufragaban.
En 1493, Cristóbal Colón describió haber visto, una criatura de forma larga, que emergía del mar, pero no era hermosa. Estas criaturas marítimas, despedazaban los barcos mientras encantaban a los marinos con sus cantos.
Anthony Piccolo, un profesor de literatura en la universidad de Manhattanville in Purchase, NY, dijo que Colón estaba obsesionado por sirenas, cuando en realidad lo que veía eran los manatíes.
Piccolo también decía que la forma humana que pudiera proyectar un manatí al salir del agua, incitaban a los exploradores a surcar los mares.
En 1614, el explorador Inglés John Smith aseguró haber visto sirenas en las aguas del Mar Caribe. Fue más preciso que Colón, pues hasta describió, tenían una larga melena de color verde, y que eran feas. Pero, añadió que los primeros efectos de enamoramiento con estas criaturas marítimas, fue cuando la sirena le mostró sus partes femeninas en la parte de pez.
Cualquier objeto u animal en el agua, venía a ser una proyección de la necesidad del marinero por la privación de contacto humano por el tiempo que navegaba en alta mar, incluyendo la falta de sexo, que orillaba a visualizar figuras mitológicas en su rica imaginación. James Powell, un biologista de la "Wildlife Trust" in St.Peterburg, quien ha trabajado con manatíes, declaró que cuando va cayendo la noche, y por la poca visibilidad de los rayos solares, a veces, hasta a el mismo le ha parecido ver, que cuando estos mamíferos van saliendo del agua, sus cabezas parecen más de humanos. En 1789, una revista escocés reportó que un grupo de marineros del Halifax navegando por el Caribe, atraparon y mataron a varios manatíes y dijeron el sabor de su carne era a la de venado.
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